El protocolo se montó sobre un trillo antiguo que trajeron los novios, ¡precioso! y muy rural. El Pabellón estaba precioso y me hizo muchísima ilusión ver que habían escogido la misma mantelería que yo escogí para mi boda. Los novios trajeron su propio vino blanco y quisieron que hubiera enfriadores en cada mesa para que los invitados siempre lo tuvieran a mano. Los centros de flores eran naranjas y verdes, que quedaban preciosos con la mantelería. Las nubes del día hicieron que todas las fotos tuvieran un aire romántico impresionante. ¡Deseando volver a veros pareja! ]]>